En un mundo donde la Inteligencia Artificial (IA) transforma sectores enteros, la calidad de los datos es clave para garantizar decisiones justas, transparentes y eficaces. Pero, ¿sabemos realmente cómo se gestionan estos datos y cuál es su impacto en la privacidad y la protección de derechos?
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) destaca en su reciente publicación la diferencia crucial entre datos e información en los sistemas de IA:
Los datos son el insumo bruto de los algoritmos: registros numéricos, texto, imágenes, etc.
La información surge cuando esos datos se procesan y adquieren un significado útil para la toma de decisiones.
Esta distinción es fundamental para comprender cómo la IA puede afectar derechos fundamentales si se entrenan modelos con datos sesgados o de dudosa procedencia. La calidad y gobernanza de los datos no solo determinan el rendimiento del sistema, sino también su impacto en la privacidad y equidad.
¿Cómo garantizar un uso ético de los datos en IA?
Minimización de datos: solo utilizar la información estrictamente necesaria.
Transparencia: conocer qué datos se usan y con qué finalidad.
Seguridad: proteger la integridad y confidencialidad de los datos.
Control y supervisión: evaluar el impacto en derechos fundamentales.
Conclusión: La IA es tan buena como los datos que la alimentan. Para que sea una aliada del progreso y no una fuente de discriminación o riesgos, debemos aplicar principios de ética y responsabilidad en su desarrollo.
Lee el artículo completo de la AEPD aquí: Datos e Información en IA